Espléndida mañana para la práctica del noble deporte del rugby. Calor sofocante para dar comienzo a una nueva temporada llena de incertidumbres por los eventos sucedidos en la Federación Española durante el final de la temporada anterior y todo este verano. Una liga un tanto extraña que daba comienzo en Landare frente a un gran equipo.

El calentamiento parecía el hermano gemelo del equipo de Liga Vasca. Reproches y dudas se oían en el ambiente, mientras que las miradas de hastío presagiaron una mañana que se antojaba menos dura de lo que terminó. El comienzo del partido estuvo marcado por la equidad que mostraban ambos equipos. El UBR conseguía un golpe a favor en  los primeros compases del encuentro, pero el cuadro guipuzkoano supo aprovechar mejor sus oportunidades y su ágil juego a la mano ponía contra las cuerdas al conjunto bilbaíno. Un solitario ensayo de Leandro Buera daba algunas esperanzas al equipo rojiblanco en el ecuador de la primera mitad, pero Hernani golpeó dos veces más antes de que el colegiado pitase el final de la primera parte.

Con el segundo tiempo, el partido no mejoró. Algunos errores de manos, la falta de físico en algún caso y (sobretodo) la actitud del equipo sentenció al UBR que no fue capaz de jugar de tú a tú durante la segunda parte. Mención para Alejandro Sáenz que tuvo que abandonar el terreno de juego en ambulancia pero que ya se encuentra en casa. Desde el Club le mandamos nuestro apoyo.

La semana que viene el UBR recibirá en casa al Bera Bera en un encuentro que promete ser de lo más entretenido. Ambos equipos querrán rascar puntos, y como termino en mi anterior crónica, El Fango será testigo de ello.

Hernani 38-7 UBR

Á.S.

 

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