Porque es un deporte inclusivo que necesita de todo el mundo y donde todo el mundo es importante para el conjunto, con indiferencia de su condición física y su diversidad funcional, y sobre todo porque enseña el gran esfuerzo y sacrificio que supone alcanzar un objetivo: la pelota se pasa atrás para poder avanzar.
Es el acto final de un partido, un homenaje al adversario sin el cual no se podría haber disfrutado de ochenta minutos de un deporte tan bello y noble.
Es el único sujeto imprescindible para poder jugar, se le respeta y se le aplaude. El Rugby es “noblesse oblige”
Una de las “leyes” fundamentales de este deporte. Respeto no solamente al adversario (se le hace un pasillo al final del partido; se le concede llevar su propia camiseta, en caso de coincidencias de coleres, si es el equipo invitado, etc.), sino también al árbitro, (se le trata de Usted y solamente el capitán puede dirigirse a él), a los entrenadores y a la afición contrario.